MIENTRAS LA COMPETICION ESPERA

26 12 2022

Año 1922
Nace
Don PEDRO ALDAY MATÍA

Pedro Alday, “Pedrito”, desde muy niño había descubierto una irresistible afición por un deporte que nada tenía que ver con el “pelotón de reglamento”, ni con el manillar y los pedales, ni con cualquier otro que no fuese jugar con el bate, la pelota y el guante. Había descubierto el deporte más bonito e interesante del mundo, había descubierto su verdadera pasión: el Béisbol.
Y esa iba a ser, junto con la familia y su profesión, la actividad a la que, un buen día, decidió dedicar toda su vida.
Ya mozalbete, se escapaba siempre que podía, hasta la entonces llamada Campa de los Ingleses (terrenos que hoy ocupa el museo Guggenheim) para ver cómo un grupo de aficionados de origen cubano daban rienda suelta a sus habilidades peloteras.
A Pedrito le entusiasmaban las mil y una peripecias que aquellos hombretones hacían con el guante y la pelota. Pero sobre todo le fascinaba el maravilloso y especial ruidito que producía el golpeteo de unos maderos redondos que ellos llamaban bates, cuando chocaba con aquel balón tan pequeñito.
Embelesado y atrevido, en una ocasión preguntó ¿me dejáis un guante?, ¿me ensañáis a jugar?
Le dejaron un guante, le permitieron coger un bate e intentó producir por sí mismo “aquel ruidito”. Y a fe que lo consiguió. Hasta le reglaron una destrozaba pelota, que él mismo se encargó de recoser sus costuras.
Y le enseñaron a jugar. Y ahí empezó todo. Ahí comenzó su historia de amor por el béisbol. Una historia que le duró el resto de sus días.
Con el tiempo, dio comienzo la fundación de algunos equipos y la creación de una incipiente” Federación Vizcaína”.
Ya para entonces, Pedrito, había logrado adquirir soltura y habilidad en aquel deporte tan diferente y difícil, consiguiendo, además, integrarse en una de las pioneras novenas bizkaínas. El club fundado por el cubano Manuel Goenaga. Por fin lograba vestirse con el uniforme oficial de un equipo de béisbol que, en su chaquetilla, llevaba el nombre del LERSUNDI.
Pero PEDRO ALDAY MATÍA, no se conformaba solo con practicar béisbol, compitiendo en un equipo oficial y federado. Sus inquietudes le exigían que, tanto su pasión por aquel deporte, como los conocimientos peloteros que había ido adquiriendo, debían ser trasladados a los muchachos de su barrio.
Corrían los años cincuenta y Don Pedro había conseguido congregar a un numeroso grupo de mocosos, a quienes inculcaba su propia afición, con más pasión que medios, sin dejar de pensar en cual debía ser la mejor manera de mantenerles activos en el deporte, pero sobre todo en su amado béisbol.
Entrenaba a aquellos muchachos varios días a la semana, siempre que sus obligaciones profesionales, familiares y las escolares se lo permitían. Con el tiempo, el grupo iba creciendo y la chavalería ya comenzaba a protestaba solicitando “competir”. Querían vestir uniformes, colocase llamativas gorras “como esos mayores a los nos llevas a ver jugar”, decían…
Aquellos entusiastas jovenzuelos necesitaban una cobertura oficial, reglada, organizada, federada…

(Jugando béisbol en Arturo Kampión, una de las calles del barrio de San Inazio)

Así, un día de 1956, pronunció aquella histórica sentencia:
“FUNDARÉ UN CLUB DE BÉISBOL Y LLEVARÁ EL NOMBRE DE MI BARRIO. SE LLAMARÁ: SAN IGNACIO”
Removió Roma con Santiago. Tocó reiteradamente y con insistencia muchas puertas, buscó influencias, cimbreó todas las cuerdas que tenía a su alcance…Pero Roma estaba lejos y Santiago no le escuchaba.
Pero poco le importó a don Pedro padecer los rigores de aquella endiablada gestión, porque su obstinación le llevó, por fin, a lograr su más ferviente deseo, consiguiendo inscribir en la “Federación Provincial de Vizcaya”, su anhelado SAN IGNACIO, que en adelante protegería a sus muchachos.
Años más tarde, muchos de sus mocosos pupilos, lograrían ser campeones en diversas competiciones provinciales oficiales, e incluso alcanzarían algunos títulos de categoría nacional.
No sabía Don Pedro que, con el paso del tiempo, el equipo de categoría sénior lograría el ascenso a la máxima competición estatal y que competiría en la División de Honor. Tampoco pudo comprobar cómo, años después de su propia ausencia terrenal, “su” Club, llegaría a competir en Europa. Ni tampoco, cómo alguno de “sus” peloteros, que no llegó a conocer, llegaría a pasear el nombre de “su creación” y su barrio, en diferentes Campeonatos Internacionales, en Campeonatos Mundiales, e incluso participar como estrella, en unos Juegos Olímpicos.
Pero a buen seguro que Don PEDRO ALDAY MATÍA, en este último mes del año 2022, el año del centenario de su nacimiento, se sentirá orgulloso de saber que sesenta y seis años más tarde de su ímproba tarea, su Club, SAN INAZIO BILBAO BIZKAIA, continúa vivo, sigue en activo y con la misma ilusión y arduo trabajo que el suyo, las calles de su querido barrio, también mantiene una Beisbol Eskola, como proyecto de continuidad.

¡Mila esker, Don Pedro, va por Vd.!

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