San Inazio se trajo de Barcelona la balanza a fiel, con reparto de peso en sus platillos. En uno, el peso de una derrota, en el otro, para compensar, una buena y trabajada victoria.
No es conveniente continuar hablando de mala suerte, porque la suerte en el deporte hay que buscarla, sobre todo si ya se cuenta con la base de un equipo competitivo, competidor y equilibrado.
Sin embargo, esta vez, si es preciso echar mano de esa circunstancia dado que, mientras a Viladecans le sonrió con un tremendo juego defensivo, al Sani se le negaba la oportunidad de que las cosas que estaba haciendo bien, no le resultaran del todo suficientemente productivas.
No se DEBE cuestionar la calidad indiscutible del trabajo en defensa en general de los catalanes que, en ambos encuentros, más parecían tener velcro en sus guantes, habiendo realizado excelentes y espectaculares atrapadas, sobre todo en sus jardines. Pero ellos pusieron el juego, buscaron la suerte y obtuvieron recompensa.
No se PUEDE cuestionar, tampoco, la calidad discutible del trabajo de los señores colegiados, aunque se pueda hablar del desquicie, una vez más, sufrido por los lanzadores y bateadores bizkaínos, sobre todo en el segundo juego. Punto.
En un diamante incómodo, compartido en su uso y diseño, con otro de sofbol, que los peloteros saniarras extrañaron hasta el incomodo, también los bizkaitarras realizaron buenas actuaciones, aunque no sin haberles pasado una gran factura en determinados momentos.
Volvió a parecer el fatasma de los desdichados e inoportunos errores en defensa (y alguna que otra en ataque) que viene marcando en puntuales momentos, una irregularidad no merecida, dada la calidad del grupo pero, tal y como se comentaba en la tribuna “eso sucede hasta en las mejores novenas”. Hasta aquí.
Porque desde aquí, sí que es necesario resaltar el poderío bateador celeste que en los dos juegos, en el ganado y en el perdido, sacudieron 23 batazos, de hit y de poder (13 y 10 respectívamente) a pesar de que las citadas defensas jardineras catalanas, se encargaron de minorar, e incluso anular varios misiles bilbaínos que se hubieran resuelto como catástrofes para el Viladecans.
San Inazio ganó el primero de los juegos por 5 carreras a 3, gracias a la acostumbrada labor de pitcheo de Elio Silva (7.0), ayudado por su cerrador Armando Dueñas (2.0) que entre ambos noqueron en home a 9 oponentes, 5 y 4 respectívamente.
Con los maderos, contribuyeron a la victoria, Anibal Medina con tres imparables, uno de ellos doble, Yoel Caballero con dos dobles, José Abilio Ferrer que bateó dos sencillos, Eduardo Blanco que sacudió un doble y un sencillo, a los que se sumaron el batazo de dos bases de Leo Correa, el doble de Daniel Moreno y los limpios de Daniel González y Frederman López que acababa de reemplazar al designado.
A juzgar por el aparente corto resultado, parece una apretada victoria. Y lo fue, desde luego. Porque Viladecans no bajó la guardia en ningún momento. Peleó cada lanzamiento, aseguró al máximo la defensa de sus parcelas, aunque también se vió obligado a subir al montículo a dos de sus lanzadores, para minorar la derrota de un encuentro en el que las 3 carreras bilbaínas de la 8ª entrada, terminaban por sentenciarlo.
En el segundo enfrentamiento, Royd Hernández, que subió a dominar la loma y mantener su currículo ganador, no tuvo su día y tampoco fue ayudado por la precisión y efectividad de sus acólitos, que no pudieron o no supieron gestionar sus posibilidades ofensivas, a pesar de que en sus 5.0 entradas lanzadas, castigara con 6 ponches, los mismos 6 strikeouts que su relevo Giovanni Ramírez sacudió en las 4.0 que pitcheó.
Tal vez, aunque solo sea en esta ocasión y sin que sirva de precedente, podría ser oportuno que el viejo profesor de filosofía, varias veces citado, debiera pronunciarse y preguntar por qué cuando se ordenan determinadas señas, no se cumplen ni obedecen y en otros momentos, sin recibir seña alguna, se actúa de manera unilateral, en detrimento y perjuicio del desarrollo del juego y de lo que es peor, en contra de la obediencia obligada a quien tiene el derecho de determinar, cómo, cuándo y de qué manera es preciso actuar.
Pero dejemos que cada alumno compruebe sus notas, repase sus errores e intente corregirlos. Aún queda por delante mucho curso por estudiar y muchas evaluaciones que examinar.
Pero si alguien se lleva los deberes a casa y los muestra bien hechos en el aula del diamante, es Anibal Medina que en este segundo juego volvió a repetir sus tres hits, uno de ellos doble, encabezando el liderazgo general de bateo y mostrándose como uno de los bateadores más aguerridos, constantes, seguros y fiables de la Liga. Los dos imparables de Leo Correa, uno doble, los otros dos de Daniel Moreno, el doble de Fidel Torres y los sencillos de Yoel Caballero y Frederman López, contribuyeron a que la derrota infringida por Balboa, no fuera más contundente.
El juego terminó en la novena entrada con un desfavorable resultado de 2 x 7.
Poquita más historia tuvo este segundo partido. Pocas reseñas más que destacar del mismo, salvo el monumental cabreo que el rector del equipo bilbaíno mostró ante sus pupilos, con la más que justificada razón de manifestar su desaprobación por determinadas, aunque puntuales, negligentes actuaciones y por los deberes no cumplidos de alguno de ellos…
Pero por cerrar este puñado de letras, dejando un sabor menos amargo, es preciso significar que siete de los bateadores de la novena celeste, están al frente del listado de mejores bateadores que, como se indicaba anteriormente, está coliderada por Medina con más hits bateados, 21, junto con Correa y Caballero, ambos con 19, así como los 17 de Blanco y los 16 de Ferrer.
El próximo sábado, el Barça espera y todos ellos tendrán la oportunidad de demostrar que su clasificación en la tabla, no es producto de la casualidad.
Aunque, también en ocasiones, es preciso recordar aquella frase que Don Quijote refería a Sancho Panza:
“Haz gala Sancho, de la humildad de tu linaje y no te desprecies de decir que…”
1º PARTIDO – BOX SCORE
2º PARTIDO – BOX SCORE
ESTADISTICAS ACUMULADAS 2022
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