El agujero lo horadó San Inazio que rompió su imbatibilidad y le ganó 2 X 1 el primer juego de la jornada.
Pero San Inazio perdió el segundo encuentro por un ajustado marcador de 8 carreras a 6, frente a un poderoso Marlins que visitaba, invicto, el diamante bilbaíno.
Fue cuestión de mala suerte.
“Mala suerte”, era la expresión más repetida entre los espectadores que abarrotaban la tribuna del diamante de El Fango.
Hubo momentos al final del juego en que el graderío hacía recordar a esa enfervorizada fanaticada del béisbol cubano que, en las calles, luego de los partidos, se enreda en las ya famosas y bizantinas discusiones en las que se analizan, pormenorizadamente, determinadas y polémicas jugadas o situaciones que cada uno entiende y defiende “a su manera”.
Pero en este caso, todos coincidían en que solo la mala suerte fue la responsable de que el SANI perdiera el segundo partido. Claro está que, con el acierto de Edison Valerio y la influencia de un desacierto arbitral.
Había “opinadores” que incluían dentro de los aspectos que aglutina el concepto de mala suerte, no solo la puntual falta de efectividad ofensiva-defensiva del equipo, o la productiva y oportuna acción del rival, sino también y a veces, una más que desafortunada actuacion arbitral…
Con el corazón apretado y en muchos momentos a punto de estallar por la emoción, la incertidumbre y el descontento, los aficionados bilbaínos renovaron su carnet de aplaudidores de un equipo que en el primero de los juegos les hiciera disfrutar de lo lindo con la primera derrota infringida a un Marlins virgen, en esta primera fase de la competición.
Unos aficionados que discutieron, en diferentes momentos, algunas decisiones arbitrales que claramente perjudicaron a su novena, pero que igualmente hicieron palmas a excelentes jugadas tinerfeñas, aunque con menor intensidad y emoción que los aplausos dirigidos a las jugosas actuaciones de su SANI.
Co el juego empatado a seis carreras en el 8º inning, como consecuencia de las dos carreras producidas por un extraordinario trabajo saniarra a partir de un elevado al jardín central conectado por Moisés Grance y disputado, pero no atrapado, por ninguno de los tres defensores canarios, con los imparables de Yoel Caballero y Eduardo Rivas, más el flay de sacrificio de Leo Correa y junto con el incogible de Daniel Moreno, se llega a la parte alta del 9º y último turno de bateo isleño.
Giovanni Ramírez había refrescado la loma castigando con un ponche, y le había dado el relevo a Héctor Montaño que, con tres strikes se quitó de en medio a otro más.
Pero un Héctor que se estaba viendo forzado y desconcertado por las caprichosas y arbitrarias exigencias arbitrales, no pudo evitar que el citado Valerio, con .528 de average tatuado en sus manos, líder de bateo de la DH, le conectara un vuelacercas para anotar las dos carreras que suponían las definitivas ocho que desempataban y finalmente ganaban el juego.
De nada habían servido los dos cuadrangulares conectados con anterioridad por Correa y Moreno. Ni los bambinazos de Alvarado, Auciello, Caballero, Moreno, Rivas y Torres Mañé.
Lo que sirvió, en definitiva, fue la labor del último relevo sobre el montículo canario que no permitió a los de Pocero anotar ninguna carrera más, para empatar o ganar un juego exquisitamente peleado e injustamente perdido.
Es cierto que los 12 hits de Marlins, fueron más efectivos y productivos que los 10 del SANI, que además cometió 2 errores en defensa, sumados a los cometidos reiteradamente por el señor del marcador en mano, agachado detrás del plato.
Marlins se llevaba el encuentro, con dos carreras por encima. Esas definitivas 8 x 6
Fatalidad. Cuestión de mala suerte.
Lo que en ningún caso fue cuestión de suerte ni producto de fatalidad alguna, es el resultado del primero de los partidos, en el que la novena bilbaína doblegó por primera vez en lo que va de temporada a todo un poderoso Marlins, virgen de derrotas hasta ese momento.
Los canarios habían subido al montículo a su estrella José Díaz Lezama que venía subidito y pletórico habiendo ganado sus 4 juegos trabajados, sin permitir que le anotaran ni una sola carrera y que lanzó el partido completo. Una labor que San Inazio se encargó de desbaratar, ensuciando su currículo con dos anotaciones y aunque sacudió 9 ponches en las 9 entradas, permitió sin embargo que le batearan 5 productivos hits.
SANI comenzó anotando dos carreras en la primera entrada, con la pericia de Caballero, la astucia de Rivas y el flay de sacrificio de Daniel Moreno.
A partir de ese momento y con un duelo de titanes sobre el montículo, regentado por el citado Díaz Lezama y el abridor estrella azulón, Elio Silva, fueron trascurriendo las entradas sin que ninguno de los equipos anotara.
Ambas novenas levantaron sendas murallas defensivas siendo la creada por el SANI, una excelente e infranqueable barrera entre la tercera, el short stop y la receptoría bilbaína, que protagonizó excelentes y comprometidos fildeos.
Estaba resultando un encuentro trepidante, competido de poder a poder. Grandes y poderosos batazos canarios que la defensa bilbaína, la del diamante y la jardinera, se encargaban de anular. Con un trabajo extraordinario de Elio Silva sobre la loma que fue estratégicamente relevado en el 6º inning para evitar que su exasperación desembocara en desquicio, producida por la constante e incompresible exigencia arbitral con sus lanzamientos.
Consecuencia de una de esas increíbles concesiones arbitrales, que Marlins aprovechó al máximo, subió al marcador la única carrera insular.
Esta página siempre evita la crítica a los señores colegiados y trata con respeto su difícil y delicado trabajo. No critica el acierto o no de sus decisiones basadas en el reglamento y mucho menos las de apreciación. Nunca pone en cuestión ni discute la legitimidad de los lanzamientos, pero en aras de la información, tampoco evita reflejar lo sucedido. Y lo que sucedió se reflejaba en la audición de un cántico coral de la tribuna que regalaba un reproche al principal, con una letra significativa: “ampayer, esa carrera es tuya, oé, oé oé…”
Ante el cariz que estaba adoptando el juego y la posibilidad de que la victoria, producto de un excelente trabajo del conjunto bizkaíno, se diluyera injustamente, el mentor saniarra decide relevar a Silva que, visiblemente disgustado, cede el dominio de su montículo a su compañero Royd Hernández.
Elio se marchaba con 5 ponches en su mano izquierda y tan solo dos hits permitidos (uno regalado) mientras que Royd, engorilado y muy seguro de sí mismo, aceptaba el reto de enfrentarse a la difícil tarea de mantener inexpugnable su territorio.
Y a fe que lo consiguió. No solo castigó con otros dos eliminados por la vía rápida, sino que protagonizó junto con el inicialista Frederman y el encargado de la receptoría, Alvarado, una de las jugadas más comprometidas y espectaculares del encuentro y de la jornada, al enfrentarse a un estratégico “toque” tinerfeño que terminó por convertirse en un elegante y precioso doble-play, ante la tremenda amenaza de corredores canarios que se encontraban en flagrante posición anotadora.
Mientras a los pupilos de Candelario y Montiel, y a ellos mismos, no les llegaba la respiración con fluidez, la grada reventaba sus manos con atronadores aplausos y castigaba sus gargantas con rugidos de emoción, satisfacción y agradecimiento. Se acababa de dar solución positiva a una de las más peligrosas situaciones ofensivas canaria.
Pero aún quedaba partido y José Díaz Lezama continuaba sobre la loma sin permitir efectividad bateadora a los muchachos del SANI, aunque afectado y cabreado por los cinco pepinazos recibidos y por las dos carreras que rayaban su hoja de servicio, hasta ese momento impecable. Una hoja, que al final del encuentro llevaba escrito la palabra “Loss”, mientras que en la cartulina de Elio Silva se leía “Win” y en la de Royd Hernández figuraba “Save”.
El agujero que produjo la vía de agua en la nave canaria fue producto de la estrategia de Kepa Pocero y de un más que excelente trabajo de bateo y defensa de los inazios que, en comandita, ambiciosos y descarados, consiguieron superar adversidades y demostrar su valor en bolsa, en el parqué de lo deportivo.
San Inazio se llevaba una trabajada y más que merecida victoria por dos carreras a una.
Además amenazaba muy seriamente para el siguiente juego, con un valor que aún estaba intacto y que todavía era necesario para seguir especulando en el segundo partido de la jornada.
La novena saniarra estaba entera, las ilusiones, aunque contenidas, se mantenían al alza y las expectativas de buena inversión, colocadas en las manos de un bullpen descansado y entero que esperaba ansioso colocar sobre el montículo sus activos.
Leonardo Mota, Giovanni Ramírez y Héctor Montaño, esperaban su oportunidad. Y bien que demostraron su capacidad a lo largo de todo el segundo encuentro.
Un juego relatado más arriba y que inició sobre la loma, un valiente y envalentonado Royd Hernández que de nuevo, en 5.0 IP, ponchó 3 veces más, cediendo un interesante y expectante relevo a Mota que, a su vez fue refrescado por Giovanni Ramírez (un SO) y Montaño (otro más).
Solo esa citada “cuestión” de suerte buscada, pero castigada por Damocles y su espada, junto con el de nuevo, desconcertante trabajo arbitral en home, permitieron que San Inazio no se llevara una nueva y muy merecida victoria.
¿Influirían los feos y extremadamente antiestéticos “pasamanos” sobre el hombro arbitral?
Qui lo sá, pero así sucedió y así se cuenta aquí.
SANI continúa en el cuarteto de cabeza. Y subiendo enteros.
1º PARTIDO – BOX SCORE
2º PARTIDO – BOX SCORE
ESTADISTICAS ACUMULADAS 2023
Pero si la jornada sabatina resulto emocionante, la disputada en la matinal del primero de Mayo, no se quedo a la zaga. Con la compañía de un buen número de aficionados, que cada día se reúnen en mayor numero y que dan aun mas color al azul y amarillo del Sani, se veían las caras dos clásicos de esta división de plata en su grupo norte. Por una parte el CD Amaya buscando su tercera victoria e igualar al CD. Arga en lo alto de la tabla y por otro, un San Inazio que venia de dar una muy buena imagen en su ultima salida y con ganas de estrenar su casillero de victorias.
El 0-3 favorable de los bilbaínos refleja bien a las claras lo igualado que resulto el desafío. Llegando al 6º capitulo con el 0 a 0 inicial y en el que los bates bilbaínos consiguieron descifrar el trabajo, hasta ese momento, perfecto del lanzador visitante. Se vieron buenos batazos que hasta ese momento ambas defensas supieron apagar.
El trabajo conjunto desde el montículo de Kelvin York y Cesar González resulto decisivo para conseguir la blanqueada en el casillero del CD Amaya.
Zorionak.
Deja una respuesta